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Perseverar con discernimiento.

Fray Diego Rojas / 1 comentarios / Comentario al Evangelio
Domingo XXXIII T.O. 2025

Domingo XXXIII Tiempo Ordinario: Perseverar con discernimiento.

Lucas 21, 5-19

En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo:
«Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».

Ellos le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».

Él dijo:
«Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos.

Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.

Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».

Entonces les decía:
«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes.

Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo.

Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.

Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.

Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre.

Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

 

Reflexión:

En medio de un mundo que cambia con rapidez y que parece caminar de la confusión al caos, el Evangelio nos invita a cultivar un profundo discernimiento frente a las falsas seguridades. Usando como ejemplo el Templo de Jerusalén, Jesús advierte que no basta admirar estructuras impresionantes ni dejarse convencer por voces que prometen soluciones rápidas o mensajes apocalípticos destinados a infundir miedo. El creyente está llamado a mirar con lucidez, a calibrar cada acontecimiento desde la serenidad del Espíritu y a no dejarse arrastrar por el pánico o la manipulación. La fe madura no se aferra a lo que brilla por fuera, sino a lo que permanece: la presencia discreta y fiel de Dios en la historia.

El Señor también nos recuerda que las dificultades y resistencias que enfrentamos por causa del Evangelio no son un fracaso, sino una oportunidad para dar testimonio. La persecución —que puede ser cruel y despiadada, como en algunos lugares de África, o presentarse de formas más sutiles, como la incomprensión, el ridículo o la presión social, como ocurre en ciertos países de Europa— se convierte en un espacio donde la luz de Cristo puede brillar con mayor claridad. Cada dificultad es una ocasión para mostrar la mansedumbre, la verdad y la esperanza que nacen de seguir a Jesús. Cuando la fe es probada, no se debilita: se purifica, se fortalece y se convierte en un signo vivo para quienes buscan sentido en medio de la incertidumbre.

En este camino, Jesús nos habla de la fidelidad como clave de la salvación. No se trata de una resistencia tensa o de un aguante estoico, sino de una perseverancia confiada que nace del amor. La fidelidad cristiana es permanecer unidos al Señor incluso cuando el terreno parece moverse bajo nuestros pies. Él nos asegura que lo verdaderamente esencial —nuestra vida en Dios— no puede perderse. La salvación, entonces, no consiste en evitar las pruebas, sino en atravesarlas sostenidos por la certeza de que Cristo camina con nosotros y nos da la fuerza para permanecer firmes.

Por eso, el pasaje del Evangelio de hoy, en su tono apocalíptico, no es un mensaje de terror, sino una llamada a vivir con una esperanza activa: a no dejarnos seducir por discursos fáciles ni paralizar por los temores; a descubrir en cada desafío una invitación a testimoniar la verdad del Evangelio; y a sostenernos en la fidelidad que brota de sabernos amados por Dios. En tiempos marcados por la inestabilidad, la polarización y los miedos colectivos, la palabra de Jesús nos recuerda que la historia no camina hacia el caos, sino hacia el Reino. Quien permanece en Él, aun en medio de pruebas, descubre la sorprendente certeza de que ningún cabello de su cabeza está fuera de la mirada del Padre.

Oración

Señor Jesús, enséñanos a ser fieles y perseverantes, a vivir con esperanza, sin dejarnos confundir y mucho menos acobardar.

 

Foto de NEOM en Unsplash

 

Fray Diego Rojas Fray Diego Rojas

Comunidad de frailes dominicos de Caleruega

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Denisse
16 de noviembre de 2025 a las 15:47

Estoy me recuerda el principio y fundamento de los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola donde "El hombre fue creado para alabar y bendecir a Dios.." aun en el caos de la vida diaria, en las decepciones, en las injusticias, en las cosas pequeñas, en la perdida temprana, cuando te sientas estancado... Todo nos lleva a Dios, a buscar a Dios, a ver a Dios... En todo.

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