Una Familia enviada a predicar el Evangelio
El encuentro este año era especial porque se ha celebrado durante el año Jubilar de la Orden de Predicadores y eso hizo que se convirtiera en un momento de agradecimiento por esos 800 años vividos siempre “en Familia”, y una ocasión de renovación e impulso decidido de la predicación del Evangelio en España, trabajando en común las distintas ramas de la Familia. El encuentro comenzó con una oración en el pozo, lugar donde la tradición dice que nació Santo Domingo. Fr. Óscar presidió la oración e hizo mención a ese manantial del que bebió Domingo y del que también tenemos que beber sus hijos en el siglo XXI. Y ese manantial no es otro que la Palabra de Dios, que impulsó a Santo Domingo a anunciarla a todas las gentes. A continuación fr. Julián de Cos, prior del convento, con una charla “itinerante” por los distintos lugares de Caleruega, explicó el nacimiento de las distintas ramas de la Familia Dominicana, haciendo referencia constantemente a Prulla, ese Monasterio que Domingo instauró en un cruce de caminos para que fuese lugar de oración, descanso espiritual, referente de vida cristiana y lugar de envío de predicadores por todos los caminos del mundo.
El sábado comenzó con la celebración de la oración de laudes y la Eucaristía en el coro del Monasterio, presidida por fr. Julián de Cos quien, en la festividad de Nuestra Señora del Carmen, resaltó la buena relación y la cercanía en espiritualidad de carmelitas y dominicos.
La dinámica del encuentro el sábado fue completamente nueva respecto a lo que se había hecho hasta ahora. Distintas instituciones en las que está implicada Familia Dominicana instalaron puestos informativos en varios espacios de la casa y los asistentes al encuentro fueron pasando por todos ellos en grupos de 15 personas. Durante media hora cada grupo pudo conocer las distintas misiones de la Orden en España: Pastoral Juvenil y Vocacional, Selvas Amazónicas, Fundación San Martín de Porres, Observatorio de Derechos Humanos, Acción Verapaz, Domuni y Escuela de Teología en Internet, Fundación Educativa Santo Domingo y Oficina de Comunicación. La opinión común, después de esta experiencia, fue de asombro por la cantidad de obras de misión en las que, de una manera u otra, participa Familia Dominicana y el desconocimiento que hay de muchas de ellas. Gracias a esta dinámica, los asistentes se pudieron hacer una idea del rico mosaico dominicano de misión que alcanza a miles de personas en España y el resto del mundo.
La dinámica continuó por la tarde, y en esta ocasión fueron representantes de las diferentes ramas los que, también repartidos en distintas salas de la casa, explicaron al detalle su vocación, presencia en España y misión que desarrollan frailes, monjas, hermanas, laicos y fraternidades sacerdotales. Una oportunidad para que se conocieran las distintas formas de vivir el carisma dominicano que existen en la Orden. En la asamblea de la tarde tuvo lugar un diálogo en el que, una vez conocidas las distintas misiones, se pudo hacer preguntas, aportaciones, sugerencias a lo que ya se está haciendo, conscientes de que cada propuesta era también un compromiso para colaborar activamente en los proyectos que funcionan a los largo de todo el territorio nacional.
Las vísperas fueron presididas por fr. Carmelo Preciado, quien utilizó un bello responsorio a Santo Domingo y tras la cena, los asistentes se unieron a la representación del Privilegio de Alfonso X el Sabio, una recreación de la visita del rey Sabio a Caleruega para hacer entrega del privilegio con el que se concedía el señorío de Caleruega a las dominicas para que cuidaran y oraran en el lugar de nacimiento de Santo Domingo. En la obra teatral se vuelca todo el pueblo y, de alguna manera, también participan algunos frailes y por supuesto las protagonistas principales que son las monjas dominicas.
La última jornada tenía como finalidad concretar en acciones específicas lo que se había hablado a lo largo del fin de semana. Para ello los participantes se reunieron en grupos por regiones para reflexionar sobre la manera en que se podrían dinamizar nuevos proyectos de misión en Familia. Entre las múltiples propuestas, una se repetía con insistencia: la necesidad de encontrarse, conocerse, orar en Familia y de ahí surgirán, sin duda, nuevas iniciativas de misión compartida.
La Eucaristía de envío fue presidida por fr. Francisco Rodríguez Fassio quien, haciéndose eco de la lectura de Marta y María, animó a los asistentes a que no se inquietaran, que no se pusieran nerviosos ante el gran reto de la evangelización, sino que confiasen en Dios quien acompaña a toda la Iglesia en su caminar. En esa confianza, fuimos invitados a volver a nuestros lugares de origen a seguir predicando en Familia, tal como venimos haciendo los últimos 800 años.