"La Palabra contemplada para la misión", encuentro de Familia Dominicana
Desde el viernes 12 al domingo 14 de julio, se han reunido dominicas y dominicos de toda España para el 47.° Encuentro Anual de Familia Dominicana en Caleruega. El tema que convocó fue la Palabra contemplada para la misión.
En la jornada del viernes, después de la cariñosa acogida, los reencuentros y la organización de la casa, comenzó el encuentro con una oración en el pozo de Santo Domingo, lugar de su nacimiento. Allí se oró por la Iglesia, por la Orden reunida en el Capítulo General, (en Bien Hoa), por la Familia Dominicana, por los jóvenes, y por los migrantes y pobres, iluminando cada realidad con la Palabra, que convoca y envía.
Seguido, la Hna. Marcela Zamora (secretaria de FD) dio oficialmente la bienvenida, donde invitaba a vivir el encuentro con intensidad, con alegría y con sentido de familia. Instaba a hacer nuevas todas las cosas, como dice la Biblia, para dar luz al mundo con la predicación.
Posteriormente, y luego de una amena actividad de presentación y conocimiento, fray Pedro Juan Alonso, del Vicariato Provincial del Rosario en España, expuso sobre la Palabra, como lenguaje sobre el misterio de Dios y la posibilidad de hablar de Él y con qué lenguaje. El diálogo posterior se centró en la importancia de la experiencia de fe, para entender la Palabra de Dios no desde la literalidad fundamentalista, sino desde la vivencia profunda del primer grupo de creyentes, y por otro lado, como una invitación a prolongar esta experiencia en la vida personal de cada uno, y ofrecerla a los demás. Decía: “Esta es la experiencia de Jesús, que prolongando de manera nueva la vivencia de los profetas, logró transmitir el mensaje que le movilizaba, desde una presencia alternativa, indignada, abierta a la esperanza, y parcial, porque Dios y Él toman parte siempre por los pobres y los más desfavorecidos. Se está invitado siempre, en todo momento, a reestrenar la Palabra, en nuestra vida de predicadoras y predicadores.”
Se comenzó el sábado con los laudes y la eucaristía en el coro de las monjas dominicas de Caleruega. Fue el momento en el que se supo de la elección de fray Gerard Timoner como nuevo maestro de la Orden. ¡Qué mejor lugar para dar gracias a Dios por el nuevo nacimiento que le ofrece a la Orden, en la cuna de nuestro hermano Domingo! Se encomendó el Capítulo y al nuevo maestro general, fray Gerard Timoner, de manera especial.
Abrirse a la Palabra como fuente de sentido implica abandonar seguridades y formas de vivir
Después del desayuno sor Teresa Cadarso, monja dominica del monasterio de Caleruega, compartió una reflexión honda y vivencial sobre la contemplación de la Palabra encarnada. Teresa explicó, con su propia vida y con la pintura de la Anunciación de Fray Angélico, cómo la contemplación es ante todo un encuentro, en donde la Palabra busca hacerse carne en la historia personal, sobre todo en donde se encuentran con las fragilidades y límites. La vida contemplativa no se trata de salir del mundo o de huir de él, si no de descubrir la presencia de Dios en él, en esta vida, en esta realidad. Domingo entendió muy bien que la Palabra de Dios se ha hecho hombre en Jesús, y desde ese acontecimiento toda nuestra humanidad es camino y espacio de encuentro con Dios. Teresa señaló insistentemente que este encuentro con la Palabra, que se hace carne, es ante todo gracia. Sobre todo, porque abrirse a la Palabra como fuente de sentido implica abandonar seguridades y formas de vivir, para asumir las del Evangelio. Todo lo que el ser humano, no puede realizar, Dios lo hará. Se trata de que Dios, como en María, se haga carne en el ser humanos. Desde la humildad, desde de la verdad, abrir la vida al Dios que quiere hacerse con la humanidad y colmarla de felicidad. En esta misma línea, esta Palabra contemplada está hecha para ser vivida en comunión, junto a otros y otras. Hay que correr el riesgo de abrir el corazón a las hermanas y hermanos, para que puedan ser verdaderos testigos de lo que Dios va haciendo con cada uno. Sólo así se podrá cumplir lo del cántico de Tobías: que Dios “alegre en ti a todos los desterrados, ame en ti a todos los desgraciados” (Tb 13, 10).
Ser fuente de sentido y de novedad para las personas que necesitan de esperanza
Luego de un rico compartir en grupos sobre las vivencias personales y comunitarias de la Palabra de Dios, se realizó el plenario y terminar la mañana con el compartir en fraternidad el almuerzo. Por la tarde, la Hna. Ana Belén Verísimo, general de las Dominicas de la Anunciata, invitó a reflexionar en torno a la Palabra anunciada en la misión. En su ponencia, invitó a recordar que la misión es parte del discipulado, y que uno y otra no se entienden por separado. En esa misma línea, invitó a reflexionar sobre la importancia de la realidad para entender la Palabra y su modo de ser propuesta y ofrecida. En este sentido, fue significativo valorar la experiencia de Domingo en el siglo XIII y la del contexto actual. Decía Ana Belén: “Desde estas realidades es siempre válido preguntarse ¿Qué predicar? ¿A quiénes? En la medida en que estas respuestas broten de nuestro propio contacto con la Palabra y sean norte claro para nuestro estar en el mundo, podremos ser fuente de sentido y de novedad para las personas que necesitan de esperanza.” Ana Belén invitó a posicionarse siempre desde la oportunidad, no desde el derrotismo, ya que toda realidad encierra una invitación de Dios a la audacia y a la creatividad.
Tras la ponencia, se pasó a los grupos para dialogar sobre la forma en que ofrecemos agua al mundo. Durante las puestas en común se comprobó lo importante que es la escucha atenta y el compromiso real con cada una de las realidades a las que se es enviado. Después del compartir, se pasó a disfrutar, de la deliciosa horchata y fartons valencianos, (ofrecido por la fraternidad laical del mismo lugar) y posteriormente se rezaron las vísperas en la capilla coral recogiendo todo lo vivido durante el día, preparadas por los frailes y novicios de Sevilla, con mucha profundidad y creatividad, donde se le dio un realce a la Palabra de Dios, con la entronización de la Biblia.
Por la noche, después de la cena, se compartió un momento de encuentro distendido en donde el juego y la música permitió conocerse mejor y gozar de estar juntos una vez más.
El domingo por la mañana se rezaron los laudes con mucha creatividad, animados por las hermanas de diferentes congregaciones dominicanas. Luego del desayuno, se tuvo una mesa redonda sobre la misión de la predicación en la vivencia de todas las realidades de la Familia Dominicana. Por parte los laicos participó José Alberto de Blas; de las monjas, sor Carmela Fernández; de los frailes, Juan Carlos Cordero; de las hermanas de vida activa, la Hna. Belén Quesada; de los jóvenes, Mónica Marco, y de la fraternidad sacerdotal, Iñaki Benito. El compartir se centró en las formas específicas que cada miembro de la Familia Dominicana desarrolla el ministerio de la Palabra. Desde el testimonio y la acogida de las monjas en el monasterio, hasta las reuniones parroquiales del sacerdote, pasando por el mundo de la educación y el desafío de llegar a los jóvenes.
Se finalizó el encuentro con la Eucaristía en la capilla coral preparada por los laicos y presidida por fray José Luis Ruiz, Socio del Prior Provincial de Hispania, quien se encuentra en el Capítulo General. En su homilía, invitó a desarrollar una predicación como la del samaritano, que se compromete con las heridas del otro hasta el final.
Luego de la comida todos comenzaron a partir. Las despedidas, en un encuentro de familia como este, nunca dejan sabores amargos, sabiendo que se volverÁn a encontrar durante el año, sintiÉndose parte de una gran familia de predicadores. Haciendo de las vidas y de las comunidades, un espacio de encuentro, escucha y acogida, de la Palabra de Dios y de cada uno de sus miembros.
Novicios de Sevilla.