Arcos del jardin de la casa de espiritualidad

Ejercitar el espíritu. Días de encuentro y reflexión de los frailes dominicos de Hispania

Ejercitar el espíritu. Días de encuentro y reflexión de los frailes dominicos de Hispania

  Ya es casi “vieja tradición” la de reunirse al finalizar el verano para renovar fuerzas, volver a lo personal y comunitario más íntimo, "reconocerse en lo que somos y de dónde venimos cada uno, no solo geográficamente, sino en la vuelta a la casa personal para no perder de vista aquel “primer amor”, que nos trajo por estos derroteros dominicanos", insistió fr. Rafael Colomé, animador y guía de estos días.

  El lunes 28 fueron llegando los 34 frailes que quisieron participar en los ejercicios este año. Algunos eran nuevos por venir de allende el mar y por formar parte viva de la nueva provincia de Hispania. Dos paraguayos, un norteamericano que “pasaba por allí”, el ya medio argentino Rafa Colomé ¡tantos años en Buenos Aires!, y los demás venidos de distintas comunidades españolas.

Integrar lo humano en el seguimiento de Jesús

  El martes, tras los laudes y eucaristía, comenzó la primera charla de encuadre general con el título: “La integración humano-espiritual en las distintas etapas de la vida. Algunas claves para fundamentar nuestra vida dominicana en la experiencia teologal”. I. Integrar lo humano en el seguimiento de Jesús.

  Apoyado en el documento “Odres nuevos para el vino nuevo” de la Congregación para la Vida Consagrada, partió fr. Colomé su reflexión con los cambios de los nuevos “paradigmas” de la vida religiosa, los cambios culturales y antropológicos. Debajo de su exposición, no lo ocultó, estaba su planteamiento psicológico y psicoanalítico en línea freudiana-lacaniana, pero con hondas raíces cristianas, teniendo muy presente la idea de refundar sin tener necesidad de inventar una nueva vida religiosa. Planteamiento claro de la vocación como don y gracia de Dios, siguiendo un modelo integrativo, teologal y cristológico. Fue atrevido, claro y sincero con las heridas afectivo-sexuales (chocante para iniciar unas charlas, que hizo aumentar el interés del “cómo encajará esto en las sucesivas charlas”) y que pronto veríamos su desarrollo muy teologal y cristológico, con el proceso de una vida humana integral, integrada, plena. La palabra clave ha sido “proceso”; sin esta idea procesual es muy difícil entender y equilibrar cada proyecto personal en lo comunitario. Y junto a proceso, la palabra integrar.

Rafa Colome ejercicios caleruega

Morir a uno mismo

  La charla de la tarde, encabezada como todas con un texto bíblico en el que fr. Rafael se apoyaba para iniciar la reflexión, explicó el paso de una cultura “heterónoma” a una cultura actual muy “autónoma” que ha puesto en crisis muchos referentes objetivos y valores que se habían centrado en la moralidad de normas, ritos, costumbres perdiéndose el sentido carismático y teologal. Integración de las paradojas evangélicas, sobre todo en el “morir a uno mismo”; la integración de la vulnerabilidad, de las heridas, de los vínculos, de las relaciones, de las consistencias e inconsistencias personales y cómo procesar la frustración. Cómo morir a uno mismo, dónde estarían las principales vulnerabilidades, cómo integrar los referentes dominicanos (autoridad, proyecto comunitario de vida y misión) en el seguimiento de Jesús…, fueron las preguntas finales para la reflexión propia.

Santa Rosa de Lima

  El día 30 se inició con Laudes y Eucaristía presidida por fr. Santiago Echeverría, toda una vida dedicada a la misión en Perú. La Eucaristía fue una memoria agradecida en ese 30 de agosto, festividad de Sta. Rosa de Lima, de los 111 años en que la provincia de España ha estado en las misiones de la selva amazónica y el traspaso a la provincia de S. Juan Bautista del Perú. Dolor y gozo unidos. Saber dejar para dar paso. Esperanza que sigue abriendo camino evangélico-misional en aquellas tierras en las que tanto se ha trabajado, en las que tantos misioneros entregaron lo mejor de sí mismos.

Recentrar el proceso

  La charla de la mañana del miércoles llevaba por título “recentrar el proceso”, motivaciones iniciales de ingreso en la Orden, el desafío de asentar los sentimientos de referencia y pertenencia frente al peligro de caer en el síndrome de Peter Pan que impide el crecimiento personal y comunitario, cómo resolver las crisis de realismo frente al síndrome del “fraile quemado” en las distintas atapas de la vida, la mitad de la vida como tarea espiritual, el desgaste físico, los cambios en el mundo afectivo-sexual, el cansancio de los buenos o el cansancio de casi todos, destape de las deudas interiores pendientes no resultas, vivir quemados, síntomas depresivos, cómo integrar todo ello, los duelos que hay que saber afrontar, la contemplación dominicana como síntesis integradora, cuáles han sido los principales desafíos que hemos tenido cada uno, cómo nos han ido dejando, huellas, heridas, cómo se ha procesado todo humana y espiritualmente, cómo han ayudado a crecer como fraile…, fueron los distintos aspectos abordados con claridad y hondura en esta mañana.

Retiro Caleruega participantes

La experiencia teologal

  Por la tarde, la 2ª sesión del día, en que fr. Colomé comenzó a desarrollar la III parte nuclear del encuentro, “La experiencia teologal”. Comenzó por la espiritualidad como eje en torno al cual se integra la vida y la fe. Es el nuevo paradigma de la vida consagrada, el eje integrador; pero no cualquier espiritualidad es válida para la vivencia consagrada. Existen muchas propuestas de espiritualidad, pero no debemos confundir espiritualidad con espiritualismos. La cristiana debe integrar el misterio de la cruz en clave pascual. Es el Espíritu quien debe mover a una experiencia teologal profunda, motor de nuestra vida dominicana, convirtiendo así nuestra vida en signo profético de la dimensión transcendente de la condición humana, sacramento visible para el mundo en que debemos ser conscientes de nuestra condición contracorriente, contracultural en muchos aspectos. De ahí que los consejos evangélicos solo tienen sentido si se viven en su dimensión teologal y no simplemente con adornos o condiciones para un proyecto de vida en común. Es una exigencia más honda, cristológica que nos lleva a una experiencia interpersonal de Dios; comenzando por el voto de castidad que centra el corazón en el amor de Dios y al prójimo, como energía vital que mana del interior, que purifica apegos y deseos para identificarse con el apego a Jesucristo y que lleva al enamoramiento radical, que fusione afectiva y efectivamente toda la vida. Se trata de generar un vínculo adulto con Dios dentro de un proceso de intimidad, confianza, abandono en Él. Sin vínculo adulto no se puede hablar de verdadera espiritualidad. Solo así podrán desplegarse los sentimientos altruistas y creativos, evitando caer en el narcisismo, egocentrismo o erotismo. Se hace voto de castidad por el Reino, no como resultado imperativo superyoico, por deber y obligación, porque no queda otro remedio si uno quiere vivir este proyecto de vida, sino como fruto de la gracia que remece y despierta en nosotros la necesidad de generar vida alrededor. Hay que saber engarzarlo con una experiencia contemplativa (espiritualidad) que se va construyendo como un proceso a lo largo de la vida, que alimenta la predicación y que se convierte en verdadera experiencial teologal.

Una reflexión sobre los votos: pobreza

  De nuevo tras la oración de la mañana y la celebración eucarística, comenzaba la reflexión en el encuentro teologal en el que pobreza y obediencia serían el fuerte del día. Una pobreza cuestionadora para calibrar si se ha puesto toda la confianza y la seguridad en Dios. La pobreza no es algo impuesto, sino que debe vivirse como invitación de Jesús, como desprendimiento que facilita la verdadera felicidad. De ahí que “la comunión de bienes” sea eje central de la convivencia humana y dominicana. Siguiendo el modelo de Jesús que no tiene una mirada maniquea de los bienes, sino un manejo evangélico dentro de la dinámica del reino. Todos necesitamos bienes, depende del uso y orientación en favor de la comunidad y de uno mismo liberado, lo que convierte la pobreza voluntaria como virtud teologal. Hay que saber distinguir entre “necesidad” y “deseo”. No todo lo que se desea se necesita. La pobreza conlleva estilo de vida austero, sobrio, generoso. En pobreza no todo vale. Nuestro testimonio es contracultural en medio de una sociedad consumista y hedonista. Una actitud de renuncia que el mismo Jesús exige a sus discípulos en razón de la misión. La pobreza desenmascara nuestra “pobreza espiritual”, pone en evidencia la validez o no del seguimiento de Jesús. Ella, entre otras virtudes en proceso de perfeccionamiento, valida el sentido y razón de nuestra esperanza.

Una reflexión sobre los votos: obediencia

  Por la tarde, la charla se centró en la obediencia como búsqueda y descubrimiento de la voluntad de Dios en la vida personal como forma dominicana de vivir la libertad. El querer de Dios se convierte en proyecto de vida en ese diálogo nunca fácil entre libertad y gracia, propios de la experiencia teologal. La gracia no anula la libertad, sino que la corrobora y perfecciona, y para ello hay que contar y aceptar las mediaciones de la vida y misión dominicanas. Si “el justo vive por la fe” se hace voto de obediencia libremente para situar la libertad personal dentro de las coordenadas de la Orden, consciente de la ambigüedad del deseo y la búsqueda de la voluntad de Dios con vistas a la misión. La obediencia es cúspide de la entrega, es capacidad de escucha a Dios con sus mediaciones que no siempre se aceptan con alegría; por eso, hay que aprender a integrar la cruz en clave pascual en los casos de las obediencias difíciles.

  Las preguntas finales para saber si uno está viviendo la consagración bajo esa triple perspectiva de pobreza, castidad y obediencia forman parte del proyecto evangélico integrador de la vida humana, espiritual y dominicana, sintiendo la invitación del Señor a acoger tales aspectos y procesarlos en clave pascual, dieron término al encuentro en el que el diálogo tras cada charla venía a iluminar y complementar lo expuesto. Fr. Rafael Colomé supo responder con una sinceridad enorme, exponiéndose a sí mismo con una libertad y limpieza poco habituales en encuentros similares.

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Conociendo el Vicariato Antón Montesinos

  Tras la cena, era necesario conocer más del vicariato Antón Montesinos del Cono Sur: Paraguay, Uruguay y Buenos Aires. Fr. Rafael Colomé como vicario y residente en Buenos Aires, fr. Edgar Toledo de Paraguay y que hará el doctorado en Sagrada Escritura en Salamanca y fr. Felipe Santiago de Paraguay que hará la licenciatura en Pastoral en Madrid, expusieron las luces y las sombras de la misión de la Orden en tierras tan diferentes, aunque vistas desde aquí pudieran parecer similares. Pues no. Cada país difiere y mucho. Fueron claros y realistas, no por ello menos esperanzados, en su trabajo pastoral e intelectual. Desde el inicio, el vicariato, son 16 frailes, tuvieron claro que las dos patas fundamentales para sustentar la presencia de la Orden era la vida intelectual y la vida pastoral. No se justifican las una sin la otra. Lentamente la pastoral vocacional va dando sus frutos. Fueron muchas las preguntas a las que respondieron y que hicieron tomar conciencia de las nuevas posibilidades que a la Provincia de Hispania se abrían.

  El retiro finalizó con los Laudes y Eucaristía con las hermanas contemplativas presidida por el provincial, fr. Jesús Díaz.

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